16 ene 2010

Princesas


Blancanieves se prepara para salir de marcha y ser la reina de la sala. Falda que enseña más de lo adecuado, tacones de aguja son centímetros de regalo y como broche final un wanderbra que impida respirar, así todos sabrán donde tienen que mirar. Una vez preparada y excesivamente pintada, llega al local algo más tarde de la hora acordada. En la barra liga con el camarero así que hoy ya tiene quien le invite al primero. Acaba de llegar pero ya está lista y se pone a bailar en el centro de la pista, se le empiezan a acercar y rozar pero a ella no le parece importar. Rodeada de sus animales que babean mientras ella deja que crean que podrán llegar a tocar su piel clara, pero hoy se quedarán con las ganas. En una esquina encuentra lo que estaba buscando, así que avanza mientras a la gente va apartando. El vicio y la tentación enfrente, inerte, encapuchado como la muerte. Él le entrega la bolsa envenenada, Blancanieves ya tiene su manzana.
¿Y tras pagar para que esperar?, se vuelve para bailar después de dos pastillas tomar. De nuevo en el centro de la pista se da cuenta que nadie le pierde de vista, le gusta que le insistan la panda de estereotipos narcisistas. La chica rodeada de sus siete enanos, ahora en forma de negros musculados. Elige el que le gusta más, escoge a uno casi mudo ella no viene para hablar. Se acerca cada vez más, no puede disimular en cómo este encuentro va a acabar. Le echará las culpas a su juventud y sin preguntar se va con su príncipe azul. Salen del local y tras mirar a cada lado y disimular se pierden en la noche y van directamente al coche, no conocen sus nombres, ni siquiera donde están pero la vida son dos días y los hay que disfrutar. Sobre él se coloca, le arranca la camisa como una loca y se lanza hacia su boca. La ropa interior rápidamente baja, son utilidades de tener tan corta la falda. Simplemente se dejan llevar mientras se poner a gritar, sus uñas clava, él la alaba mientras rendida cae en su cuello pero él no se preocupa por ello. Una vez todo acabado, el príncipe se da cuenta de lo que ha pasado. Blancanieves dormida está ya nunca más despertará.

Hoy en día los cuentos no tienen final feliz, ya nadie los quiere escribir. Las princesas se perdieron, dentro de este estercolero. Los castillos se derrumbaron, todo ha cambiado.

Es normal que Cenicienta su vida deteste, desde pequeña maltratada esta bella joven del este. Huérfana de madre, alcohólico el padre, desde niña no entiende por qué no la quiere nadie. Recién cumplida la mayoría de edad le invitan a un viaje a una supuesta libertad, ¿cómo no iba a aceptar? Ilusionada con ese país lejano se dice por lo bajo esto no es un trabajo es un regalo. Ya en otro continente quiere ver su nueva ciudad pero tiene algo pendiente y no la dejan escapar, le hablan sobre clientes y le presentan a la madame. No entiende nada, se siente engañada, Cenicienta está acorralada.

El uniforme es una falda nada más y unos zapatos transparentes como el cristal. Después de cada trabajo se consuela agazapada en la cama llorando, se vuelve a duchar, pero no puede quitarse esa sensación de suciedad, tiene que hacer algo. Piensa en escapar, ya no puede más, mejor morir a sufrir tal crueldad. Para poder escapar diariamente reza, estos días ha cogido confianza con la madame y para su sorpresa le promete que le ayudará. La chica llora de la emoción, podrá salir de su prisión, se acabará el soportar tanta humillación. Lo que Cenicienta no adivina es la verdad de su nueva hada madrina. La mujer le invita a pasar a su cuarto y al entrar recibe en la nuca un impacto, cae mareada, despierta maniatada tirada en la cama. Le tapa la boca con la almohada mientras es golpeada, lo último que verá su mirada es el reloj marcando la media noche. Cenicienta no sufrirá más, el cuento llega a su final.

13 ene 2010

De nuevo en casa

Los años pasan y no de largo. Bien es cierto que todo está como empezó, de nuevo en casa, mis calles, mi cuarto, mis cosas… Aunque no todo sigue igual, pues en mi habitación ya no existe el único sonido de unos cascos demasiado altos toda la tarde, ahora también hay un bicho dando vueltas mientras roe los muebles nuevos, para disgusto de mis padres que aun los están pagando. Ahora todo es mucho más tranquilo, se acabaron los gritos por los pasillos y mis días en los que ni me levantaba de la cama. Estos dos años es como si hubiera estado en la Caverna de Platón, no porque llegara a entender en su día el significado del libro en las clases de filosofía, sino porque para poder aprobar tenía que aguantarlo por huevos y era una mierda, básicamente.

Ahora todo es mucho mejor, ya no miro con cara de asco a la gente en los descansos entre asignaturas, de hecho creo que nadie me cae mal de la clase, cosa que nunca había experimentado en la vida, la verdad. Aunque lo más extraño de todo es esa sensación de satisfacción cuando apruebas un examen, ya ni la recordaba, es verdad que todo es mucho más fácil que en estos años, pero me sirve, así que no me joda nadie la ilusión por favor.
Así que nada, por si a alguien le interesa, esa especie de depresión de estos años queda olvidada.



Como dijo el filósofo:
“No dudes que es duro salir a flote en el mar de tus inquietudes, crisis de ansiedad, inseguridad, harán que dudes”

10 ene 2010

¿Quien me iba a decir...?

Pues si, con lo que me he quejado de los blogs y redes sociales, pues nunca he sabido como la gente tiene tanto que contar, ¿quien me iba a decir que acabaria escribiendo esto? Yo escribiendo un blog, nieva en Cordoba... ¿sera el apocalipsis? por si acaso es cierto, no voy a perder mucho el tiempo en ello asi que ¡hola! y ya escribire cuando tenga algo interesante que contar, aunque lo mas normal es que no lo sea, asi que pondre chorradas varias como to dios. Hasta pronto, creo...




Post: No estoy en guerra con las tildes, es mi ordenata el que lo esta conmigo y pone dos, sera cabr´´on(Por ejemplo).